El material más ámpliamente utilizado para fabricar implantes oseointegrados es el titanio grado IV. A lo largo de todas estas décadas y millones de pacientes tratados con este tipo de implantes, se han ido perfeccionando los diseños, las superficies y los protocolos hasta lograr unos índices de integración próximos al 100%. La experiencia a lo largo de todos estos años (no solo con los implantes, sino con todos los demás materiales de uso sanitario que se fabrican con titanio) nos demuestra que es un material absolutamente seguro, sin que haya casos comunicados de problemas de salud que se puedan relacionar con su utilización.
Recientemente ha surgido un material que pretende ser la alternativa: el zirconio. Se trata de un material con el que hay cierta experiencia en la fabricación de piezas para cirugía ortopédica. Se utiliza también para la fabricación de prótesis y aditamentos (la conexión entre el implante y la corona). Es biocompatible y se integra con el hueso. Tiene además la ventaja de poder fabricar los implantes en color blanco, lo que podría tener algún beneficio desde el punto de vista estético en la parte anterior de la boca.
Siendo posiblemente un buen material para la implantología de cara al futuro, hoy en día adolece sin embargo de varias carencias que lo hacen desaconsejable en la práctica diaria:
1-. El número de estudios realizados con este tipo de implantes en personas es mínimo y con series muy limitadas en cuanto al número de pacientes, frente a centenares de miles de estudios realizados sobre series larguísimas de pacientes con muchos años de seguimiento que avalan los resultados de los implantes de titanio. Además los estudios carecen de consistencia ya que muchos no indican la composición química exacta de los implantes ni el proceso para su fabricación.
2-. Tienen problemas de diseño: se fabrica el implante y el pilar protésico en una sola pieza. Esto condiciona enormemente la realización de la cirugía ya que exige que la cantidad, la calidad y la orientación del hueso del paciente sean perfectas para lograr una ubicación correcta.
3-. Aún no se conoce cómo debe ser la superficie del implante para obtener un buen resultado en la integración. Por la naturaleza del producto, que no puede ser utilizado en su estado natural, no hay un proceso estandarizado para la fabricación de estos implantes lo que dificulta aún más comparar los resultados. Según la composición química del zirconio utilizado los índices de éxito varían del 50 al 87 e incluso el 100% de éxito.
4-. Algunos de los estudios realizados obtienen peores resultados en la integración de los implantes de zirconio que los de titanio. Incluso en los diseños y superficies más exitosos, la fuerza necesaria para retirar un implante de zirconio es menor (se une con menos fuerza al hueso) que en los implantes de titanio. Por tanto, hasta ahora se demuestra que el patrón oro en cuanto a integración sigue siendo el titanio.
Por otra parte, no ha aparecido en la literatura científica nada que nos haga cuestionar la seguridad del titanio desde un punto de vista holístico: no produce problemas locales ni a nivel general en los pacientes. El diseño, su composición, los protocolos de carga, están perfectamente comprobados científicamente en los implantes de titanio. Disponemos de un material fiable, seguro y con un índice de éxito muy elevado a largo plazo. No hay motivos científicos para cuestionar su utilización.
Y por último, a aquellos pacientes que desean los implantes de zirconio movidos por el rechazo (personal y sin base científica) a llevar un material metálico, decirles que el coste del material no justifica los elevadísimos precios que quienes lo utilizan y promocionan en sus clínicas cobran por ellos. Yo animo a los pacientes a no ser conejillos de indias involuntarios.
Bibliografía
Journal of the International Society of Preventive and Comunity Dentistry ( 2015): Zirconia in dental implantology. A review.