Los terceros molares, también llamados “muelas del juicio” o cordales, que no erupcionan o causan problemas son uno de los motivos de consulta más frecuentes para un cirujano maxilofacial. Algunas veces la consulta está motivada porque el paciente sufre molestias relacionadas con estas piezas y en otras ocasiones el paciente acude a mi consulta porque cree que estas muelas pueden ser causa de problemas en el futuro.
La extracción de un tercer molar supone siempre la realización de una intervención quirúrgica. En numerosas ocasiones precisa un corte en la encía de mayor o menor longitud y la retirada de una cantidad variable de hueso mandibular.
Los cordales están próximos a estructuras importantes como el nervio dentario inferior (que da sensibilidad al labio y mentón), al nervio lingual (que da sensibilidad a la lengua) o al seno maxilar en el caso de los superiores. Su extracción por tanto conlleva asumir el riesgo de lesión de una de estas estructuras, y a consecuencia de ello padecer una secuela que si bien no es vital, si es muy molesta y es permanente en un determinado porcentaje de casos. Por tanto no es un procedimiento trivial ni debe aconsejarse a la ligera. Como siempre en medicina es preciso que el beneficio que se espera obtener con el tratamiento, supere el riesgo que el paciente asume.
Está indicado extraer un cordal cuando:
✓El paciente tiene episodios de inflamación local o infección (en la zona posterior de la encía) de repetición que no pueden mejorarse con una higiene adecuada.
✓El paciente presenta caries bien en el tercer molar o bien en el segundo molar en alguna zona cuya restauración no sea posible sin la extracción del cordal.
✓Se forma un quiste asociado con la retención del cordal.
✓Como paso previo necesario en algunos casos de cirugía mandibular para resolver maloclusiones dentarias (ortognática).
En ocasiones estos problemas no causan al paciente dolor o molestia. Pueden ser asintomáticos y precisar un estudio radiológico para diagnosticarlos. El estudio además servirá para determinar si el riesgo de lesión de alguna estructura es mayor o menor (nunca es cero).
No está indicado proceder a la extracción:
✓Para prevenir el apiñamiento (amontonamiento) de los dientes: los estudios realizados a este respecto no encuentran ninguna diferencia en el grado de apiñamiento entre pacientes a quienes se extraen y a quienes no se extraen los terceros molares.
✓Por motivos ortodóncicos: no hay ninguna prueba de que la extracción de los terceros molares mejore los resultados de la ortodoncia. Tampoco que la no extracción los estropee tras finalizar, por el motivo expuesto anteriormente.
✓”Porque seguro que antes o después darán problemas”: es tan absurdo como operar a alguien de apéndice por si acaso algún día tiene una apendicitis.
¿Qué problemas pueden surgir tras la extracción de un cordal?
✓Lo más grave que puede suceder es la pérdida de sensibilidad en el territorio del nervio dentario (labio inferior y mentón) o lingual (hemilengua correspondiente al lado de la cirugía).
✓Otras complicaciones graves aunque menos frecuentes son la fractura de la mandíbula o la lesión de alguno de los dientes cercanos.
✓Con relativa frecuencia se puede producir una infección del alveolo tras la extracción (alveolitis seca) que puede precisar la administración de antibióticos por un periodo largo de tiempo y en ocasiones un nuevo abordaje quirúrgico.
✓Casi siempre se produce un sangrado que puede prolongarse durante un par de días, inflamación local que puede ser importante en la boca y la cara del paciente, aparición de hematomas y dificultad para abrir la boca y masticar.
Más información:
Protocolo de la Sociedad Española de Cirugía Oral y Maxilofacial para la extracción de terceros molares: http://www.secom.org/web/wp-content/uploads/2014/01/cap03.pdf
Evidencia para la extracción de terceros molares de forma preventiva:
http://onlinelibrary.wiley.com.sci-hub.io/doi/10.1002/14651858.CD003879.pub3/pdf